En mi familia tenemos dos grandes celebraciones durante el año donde todos nos reunimos y que tienen un protocolo definido: Día de las madres y el 7 de Septiembre.
El día de las madres es una fecha que en el caso de mi familia valoramos mucho. Mi abuela tuvo 8 hijas y 2 hijos, esas 8 hijas tuvieron en promedio 2 hijas cada una y de los hijos 1 hija cada uno. A su vez, las hijas de las hijas siguen teniendo hijas. Por lo que en mi familia, lo que sobran son madres.
Los pocos varones de la familia celebramos en ese día a todas las mamás, y no mamás, de la familia. Es más como celebrar el día de la mujer.
A pesar que todas las mujeres se reúnen para preparar la comida, el resto del trabajo lo hacemos los hombres el cual va desde podar el césped, poner carpas o lonas, mesas y sillas, hasta inflar globos, decorar y cuidar los postres de los niños más pequeños.
Nos reunimos todos bajo la jerarca de la familia, mi abuela. Y es aquí donde el 7 de septiembre se vuelve tan importante
Cada 7 de septiembre hacemos una verdadera fiesta, las cuales han ido desde salones y gran comida, hasta cerrar calles o simplemente en el jardín de mi abuela.
Es un día de las madres repetido, excepto que cada 7 de septiembre volvemos a tratar de calcular la edad de mi abuela y a contar anécdotas chuscas de cada uno de nosotros que mi abuela complementa, ya que ella es testigo de la vida de todos.
El año anterior llegamos a la conclusión que tenía 92 años, cada quien muestra las pruebas convenientes y mi abuela colabora a llegar a la conclusión. En realidad es algo incierto, y ya sabes lo que dicen, una mujer nunca revela su edad.
Te amo abue, y lo sabes.
Feliz cumple.
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